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COTIDIANOS

Reseñas

PEQUEÑA CRÍTICA DE COTIDIANOS DE IGOR MAROJEVIC

PEQUEÑA CRÍTICA DE COTIDIANOS DE IGOR MAROJEVIC

He leído Cotidianos. Bueno, el título es muy bueno pero esto ya te decía. Pero creo que los cuentos difieren bastante entre sí y que es un problema estructural. El otro problema es componer un libro corto de muchos ciclos.
Los cuentos son cotidianos o menos cotidianos, más ensayísticos o menos carverianos, más largos o menos. A mí personalmente me gusta más el último, Solo rumano, me parece el más verosímil y más equilibrado pero por la atmósfera no encaja muy bien con los restantes cuentos. También me dan unas buenas impresiones los del Trabajo.


Sinceramente

Igor Marojevic

RESEÑA DE COTIDIANOS POR CRISTINA MONTEOLIVA

RESEÑA DE COTIDIANOS POR CRISTINA MONTEOLIVA

¿Dónde buscar la inspiración a la hora de escribir un cuento? ¿Acaso en lo insólito, en lo fantástico, en lo más recóndito de la imaginación? ¿Porqué no fijarnos también, de vez en cuando, en lo cotidiano, en lo rutinario, en eso que le pasa a la gente todos los días? Nos sorprendería saber cuantos de estos hechos pueden dar lugar a una buena historia. Pero aún estamos a tiempo: Luis Vea García puede enseñárnoslo a través de Cotidianos, su libro de relatos que hoy nos ocupa.

 

Cotidianos, como antes apuntábamos, no es otra cosa que un excelente libro de cuentos de extensión variable cada uno de ellos, compuesto por un total de veinte piezas que se distribuyen en seis apartados: sexo, trabajo, parejas, ayer, enfermedad y además. Aunque el libro podría estar dividido en otras secciones igualmente válidas, o no estar segmentado de ninguna manera, explica el autor en la breve introducción que precede a estos cuentos (y que, de paso, nos acerca más al escritor de este volumen) la idoneidad, según su criterio y el momento de la publicación, de presentar así su obra.

 

Hablar de estas secciones tal y como nos las presenta el autor, enumerar los cuentos que componen cada una de ellas, no es algo que creo que deba hacer yo en este momento. ¿Por qué?, os preguntaréis. Es bien sencillo: si yo así lo hiciera le quitaría toda la emoción al asunto, desvelaría todo el misterio. Así que con vuestro permiso, y con el del autor, os diré que en los mundos cotidianos que Luís Vea García nos presenta en este libro hay cabida para el recuerdo y/o la nostalgia (“Mar de recuerdos”, “Banda sonora para una película”, “Recuerdos en fuga de París”); los primeros y más tiernos amores platónicos (“La hija del feriante”); los encuentros más inesperados (“Tránsito de un libro a una mujer”, “La espera”), que a veces tienen un final feliz (“Como decía Shere Hite”); los desencuentros por desgracia irremediables (“Redención”, “Cruce de caminos”, “Aria de soledad”), las leyendas urbanas (“La chica de la peli”), que muchos nos aseguran haber vivido en sus propias carnes; esos sueños que se pueden hacer realidad (“Levando anclas”) y aquellos que no acaban tan bien para los que los protagonizan (“El mar lamía los pies”, “El maletín del barrendero”); las más grandes soledades (“Obligada soledad”); ese toque de locura que todos llevamos dentro (“Zzz (autorretrato cotidiano)”, “Nicotina”), que pueden acabar convirtiéndose en las obsesiones (“Anhelo reiterado entre sábanas”), y éstas, finalmente, pueden llevar a aquellos que las padecen a cometer actos terribles (“Hombres”, “Sólo rumano”).

 

Veréis, por tanto, que los temas tratados en este libro son tan variados como interesantes, tan clasificables como todo lo contrario, tan rutinarios como fuera de lo común. Y es que, a fin de cuentas, hay tantas situaciones cotidianas como personas hay en el mundo. ¿A qué no lo habías pensado antes?

 

En definitiva, con una prosa sencilla, sin pretensiones, clara y honesta, gracias al predominio de los narradores en primera persona que nos hacen pensar en que lo autobiográfico se cuela más de una vez por estas páginas, y a través de unas historias cargadas de significado, Luís Vea García nos ayuda a descubrir que el mundo de lo cotidiano, eso que a veces pareciera no tener importancia por rutinario y monótono, está lleno de situaciones que a ojos de muchos, en realidad, son simplemente extraordinarias. Porque, insisto, lo que es cotidiano para unos es todo un hallazgo para otros. ¿O es que acaso existe lo cotidiano, como término global? Y, en todo caso, ¿no sería bueno, de vez en cuando, tal y como Luís Vea García nos invita a hacer, pararnos a pensar en todas esas cosas que pasan normalmente a nuestro alrededor? Quizá nos estemos perdiendo algo y no lo sepamos aún.

 

Aunque muchos piensen que lo que nos pasa en el día a día, lo rutinario de nuestras vidas, no pueda interesar a nadie, queda demostrado gracias a un excelente libro de relatos como Cotidianos que todo aquello que para muchos pasa desapercibido merece ser contado, puesto de manifiesto. Sé que vosotros también lo veréis así, tan sólo tenéis que animaros a adentraros en las páginas de este libro.

 

Cristina Monteoliva


http://www.labibliotecaimaginaria.es/page10.php?year=2009&month=5

CRÍTICA DE COTIDIANOS EN LLEGIR EN CAS D´INCENDI, POR XAVIER BORRELL

CRÍTICA DE COTIDIANOS EN LLEGIR EN CAS D´INCENDI, POR XAVIER BORRELL

Es difícil clasificar si este autor es un poeta que escribe prosa o a la inversa, lo que no se puede dudar es que la influencia como trovador de sonetos está impregnada en este conjunto de relatos cotidianos.

            Pues Luis Vea García hurga entre la mente del lector para sacar los sentimientos allí almacenados, consiguiendo una complicidad absoluta hacia sus experiencias de cada día convertidas en píldoras literarias de diverso tipo de género, entre los que demuestra moverse con soltura.

            Como suele decir el tópico en los libros de varias narraciones, la calidad varía según a la que nos enfrentamos en cada momento, pero en su asociación la conmoción es satisfactoria con algunas excepciones.

            Tenemos sexo en su más primitiva de las vertientes, amor inteligentemente tratado, sentimientos cordiales y mendigos desgraciados. Anorexia, viajes, mafias, dictaduras, recuerdos de infancia, muerte e incluso sida. Todo con una sensibilidad esencial en cuanto a su tratamiento, pues se nota que Luis no escribe al azar y disfruta juntando letras en una página en blanco.

            No falta denuncia hacia la existencia que la sociedad le está dando a la juventud que vive en precario o a la especulación urbanística que no respeta a lo que deja detrás.

            Todo plasmado en un mapa de todo tipo de temas que dejan una buena sensación, si bien podríamos quitar y poner algunos relatos entre los preferentes de cada individuo que se acerque por este ejemplar, como cada aficionado pondría jugadores en un equipo de fútbol, pero lo importante es ganar el partido y se ha conseguido con creces.

 

AMABLES PALABRAS DE INMA ARRABAL HACIA COTIDIANOS.

AMABLES PALABRAS DE INMA ARRABAL HACIA COTIDIANOS.
Y aquí está, el libro Cotidianos de Luis Vea García. Le prometí un comentario, pero prometí una cosa difícil. ¿Qué decir de unos relatos que me parecen magníficos precisamente por su cotidianeidad? Todos los relatos te atrapan desde el primer momento y el libro se lee de un tirón. Para definirlo diría tres palabras: un libro sincero.
Y me permito poner aquí unos párrafos de uno de sus relatos que se titula: El mar lamía sus pies.

"La campana de la iglesia tocaba, con ese tañido lastimero, inundando de sonido los espacios. En la playa aguardaban las barcas, embebidas de tripulaciones. Unos empujaban las naves para echarse pronto a la mar, otros apuraban la puesta en marcha de los motores. Las olas arreciaban con fuerza, lamiendo la costa a brochazos, casi devoradores por su intensidad. Un niño contemplaba absorto la furia de las aguas mientras el horizonte despuntaba junto al sol. Y bañada por las olas, como reflujo de algo que viene y que va, encontró una gorra de capitán de la marina mercante y la contempló sin saber de los anhelos y emociones de un niño que, como él, años atrás, mirara el mar del mismo modo. El mar lamía sus pies, mientras, con las manos, el niño sostenía lo que en algún momento perteneció a otro. Las aguas se llenaron de barcas y el horizonte las recibió con su habitual sonrisa tan rectilínea, tan quieta... en tanto las olas traidoras mecían sus volúmenes, burlándose de la osadía del hombre."

Y este relato me recuerda a uno de mi libro: Luna de cristal y que titulé: Hechizo. Así que ahí lo dejo. 

Hechizo

El joven, de cabellos castaños y ojos color de aceite, lleva un arete plateado en el lóbulo de la oreja izquierda. Sonríe tristemente con una sonrisa que pone hoyuelos en sus mejillas.
Entra por el paseo, se dirige al acantilado y allí mira hacia los espigones que abrazan el puerto. Es un puerto antiguo de una aldea pesquera. Sus calles angostas serpentean entre las casuchas grises que, encaradas al mar, se extienden a lo largo de la costa y terminan en un tramo de mojones de madera podridos, con una costra de sal seca por encima.
Los muelles, abandonados y salpicados de guano, se internan en el mar. Un pequeño lugre de vela blanca navega escorado. El aire es salobre y algunos peces muertos cabecean contra las rocas.
El muchacho sueña con campos soleados impregnados de dulce aroma a violetas y artemisas, en un sitio apacible en el que se escucha el coro zumbón de las abejas y el trino de los pájaros, pero sólo ve rocas abruptas que descienden a una cala lamida por las olas y oye el graznido de las gaviotas que planean sobre el mar.
A lo lejos, caminando por la playa, se acerca una figura femenina acompañada de tres perros. La reconoce enseguida por el ligero renqueo y nota la sangre galopar bajo su piel sin dejarlo pensar con serenidad. Deja de sonreír y sólo queda su tristeza.
Recuerda cuando paseaban bajo la lluvia intentando hallar un guijarro liso o una bonita caracola y recuerda también el rostro de la muchacha, húmedo de lluvia, bajo las gotas que caían sistemáticamente sobre la arena de dunas amarillentas.
Daba gusto caminar bajo ese ritmo susurrante, mirando las encharcadas huellas de sus pies, sintiéndose los amos de la lluvia y del mundo.
En las noches de luna, se sentaban en uno de los malecones y escuchaban golpear las olas contra la pared de piedra. A veces miraban el mar y otras veces, de espaldas, contemplaban el desconcertante paisaje de la aldea confundiendo el pestañeo de las luces en las ventanas con aturdidas y brillantes luciérnagas.
Eran noches agradables. La oscuridad los redeaba en un abrazo tan protector como el de los espigones que abrazaban el puerto. Ella le preguntaba:
-¿Y si la luna fuese un queso? ¿Y si el mar fuera chocolate deshecho...?
Cuando las nubes surcaban el cielo ocultando la luna, ella decía:
-Ves, los ratones se comen el queso...
El mar abofeteaba los postes del muelle y el viento soplaba desde el agua, con un ligero resuello, susurrando palabras invisibles. Era como un hechizo.
Pero ya no existe nada mágico entre ellos. El hechizo se ha roto y sólo le queda soñar con ella, sentada a su lado, mirando el fuego del hogar, un fuego breve de piñas y pinaza, mientras él fuma una cachimba olorosa y la lluvia bate sobre los cristales.
La realidad se impone como niebla que avanza lentamente y la lluvia que ha seguido cayendo y llenando las huellas de sus pies hasta borrarlas.
Con los ojos ardientes, doloridos y cansados, llenos de pensamientos melancólicos, el muchacho piensa, por un instante, sumergirse en lo más profundo y verde del fondo marino hasta que desaparezca, por encima de él, el susurro rítmico de la lluvia. Entonces, los ojos no le dolerán, estarán fríos y dormidos.
Sobre la playa empezará otro día.

 

OPINIÓN DE LECTORA QUE NO ES POCO

OPINIÓN DE LECTORA QUE NO ES POCO

Luis,  hace unos días terminé Cotidianos aunque sea un libro que se termina y vuelve a empezar a cada relato.

Me gusta mucho y lo abriré con frecuencia.

Me gusta el no encontrarme con gente glamour, de esos con los que es imposible identificarse porque su vida de velocidad y despreocupación no interesa o no me interesa. Con tus héroes o te identificas o simpatizas o se te rompe el corazón.

Me gusta también encontrarme con la nueva mujer cotidiana,  trabaja, fuma y sobretodo vive el amor y el sexo, como decirlo,   como sólo lo vivían los hombres antaño o por lo menos sólo  hablaban así, de ello, los hombres, a tus héroes cotidianos les  ha llegado la igualdad con su reguero de incomprensiones:  Redención o Cruce de caminos o Aria de soledad.  A veces hasta son más crueles si cabe: Hombres, de hecho están tan solas y  amenazadas como los hombres, no sé si tan desesperadas.

Me duele esta soledad que llevas al extremo de lo posible pero que es una realidad de la vida moderna. La muerte está siempre al caer, y viene a truncar amores que iluminaban el texto y al lector, y el lector, por lo menos yo, se dice ay, es la condición humana. Pero presiente algo más (sic)  como si hubiera algo que encontrar,¿ la justicia? en este mundo en que Antonio Ruiz García, Ruiz para todos, muere sin pena ni gloria, El maletín del Barrendero,  en donde los hombres como los perros mueren como perros Obligada soledad.

Sólo dos cosas iluminan el corazón del narrador, el mar y los niños o mejor el mar en el corazón de los niños sólo ellos  se salvan, su pureza es la misma:

“Mar adentro, allá donde las aguas y los pensamientos, en soledad, recobran su pureza…” El mar lamía sus pies.

El niño de diez años descubre la sonrisa de Alicia: “La sonrisa era tan grande que parecía tener vida propia Me pareció hermosísima…” La hija del Feriante.

El relato Mar de recuerdos, en donde se reúnen ambos,es mi preferido, no es más optimista que los demás pero su sensibilidad , con sus aromas y sus olores a familia pobre pero honrada, como dirían en aquellos tiempos, me va recto al corazón. 
En realidad, la justicia que sentía que revindicabas he pensado que se la haces al narrarnos sus vidas, su cotidianidad.

María Cugat.

 Foto: Librería  La Clandestina.

RESEÑA DE COTIDIANOS DE J.M.S.GAMBOA

RESEÑA DE COTIDIANOS DE J.M.S.GAMBOA

Hablar de los libros de los demás siempre se me antoja una tarea complicada. No me refiero a expresar una opinión, de eso todos somos más o menos capaces, hablo de criticarlos. No me considero una persona capacitada para entrar en aspectos formales de narración, estilo, ritmo y demás, para eso ya están los filólogos. Así que entendamos esta entrada sobre como una reseña y opinión mundana de un lector más.

 

Cotidianos es un libro de cuentos. Un trabajo desarrollado en varios años y concebido a partir de una selección realizada por el mismo autor con la intención de conferirles un sentido, un nexo de unión. Para ello los agrupa en cinco apartados más uno compuesto de un único relato.

Luis Vea, a quien tuve ocasión de conocer personalmente, ha desarrollado mediante la escritura aquello que, alguna vez, todos hemos hecho: imaginar la vida de otros. ¿No os ha sucedido a veces, viajando en tren, en metro, en un restaurante, al cruzamos con alguien de aspecto curioso... imaginaros cuál será la historia del desconocido que tenéis delante? Seguro que sí. Para un escritor como Luis, la construcción de esas pequeñas historias pasa por una observación más profunda. Un escritor no recibe sólo una imagen a primera vista. Inconscientemente percibe los detalles y toma nota mental, o en papel, de qué le pueden proporcionar, Así encontramos en Cotidianos un gran trabajo sobre lo que puede albergar la vida de esos desconocidos con los que nos cruzamos a diario.

Son relatos dotados de imaginación pero verosímiles y algunos, ¿por qué no decirlo?, desconcertantes (Nicotina). Luis, coquetea con el sexo, con el amor, con el trabajo... Plasma de una manera, a mi entender, genial, fantasías que a todos se nos han pasado por la cabeza. Además, no sólo describe situaciones, como buen escritor, también refleja sentimientos.

¿Mis favoritos? En general el libro me ha gustado mucho y lo encuentro recomendable para todos aquellos que quieran leer cuentos desmarcados, del género que más los agrupa: la fantasía o el terror. Mar de recuerdos, La espera, Aria de soledad... Son relatos que a mí particularmente, me han dejado buen sabor de boca. Quizá porque han satisfecho algunas de esas expectativas que me he formulado ante la observación de una de esas situaciones de mi cotidianidad.

En fin, una lectura recomendable en todos los sentidos y que augura un gran futuro a otro de esos escritores que, a falta de un mecenas con mano en una de las “grandes”, no ha sido reconocido.

Ánimo, Luis. Sigue trabajando y haciendo lo que te gusta, eso siempre se transluce al leer tus páginas.

Un saludo.

 

http://diarioescritor.blogspot.com/2008/08/hablar-de-los-libros-de-los-dems.html

RESEÑA DE COTIDIANOS POR ALENA COLLAR

RESEÑA DE COTIDIANOS POR ALENA COLLAR

Si no fuera porque el mundo es tan extraño, podríamos pensar que la sucesión de los días de las personas vulgares y corrientes es una línea continua sin más sombras y luces que las de “todo el mundo”.

Asunto que viene a demostrar Luís Vea que no se ajusta en absoluto a la realidad.

Luís Vea García, periodista (y digo periodista con todas las letras, porque por mucho que moleste a algunos Luís es licenciado en Ciencias de la Información, cosa que muchos que pasan por serlo no han visto en su vida, digo, la Facultad), nacido en Barcelona, poeta, autor de un blog no solo visitable sino leíble y legible, lo cual para los tiempos que corren ya es casi un milagro, ha escrito un libro que, bajo el titulo de Cotidianos, narra a través de las vidas teóricamente vulgares de una serie de personajes, la delgada línea fronteriza que va de lo vulgar a lo insólito. De donde se deduce, o se debería deducir, que no es que sus personajes se distingan por una luz especial, sino que es que la vida, a menudo es bastante inusitada, insólita, sorprendente y nada vulgar.

Ha dividido sus relatos el autor en varios apartados narrativos,, quizá por escoger en cada uno de ellos los escritos mas representativos, pero a mi modo de ver, no hacía falta; los relatos de Vea García son un modelo de narración clara, de acompañamiento al lector para que éste transite por el texto sin tener que decir eso de ” qué inteligente, no entiendo nada”, que nos pasa con muchos escritos que presumen de ser el no va más de la modernidad.

Luís Vea nos cuenta la vida gris de personajes grises atrapados en un mundo extraño, en donde las cosas no son como parecen, en donde la realidad no es exactamente tranquilizadora, en donde la vulgaridad tiene dos caras de una moneda que nunca terminamos por saber si va a caer de canto o de cruz.

Utiliza Vea García un lenguaje sencillo, y a la vez de frase amplia, elaborada, cuidada, en la que los adjetivos no son adorno sino epítetos del mundo narrado, de las acciones, de los hechos; además el dibujo al que somete los ambientes que describe, propios de un costumbrismo urbano latente, llegan a  insertar al lector en la trama haciéndole creer que forma parte de ella.

Cotidianos es un muy buen libro; está pleno de ironía, de nostalgia, de dureza en muchos casos (por ejemplo en el relato “hombres”) pero también de una exquisita ternura; basta leer “la hija del feriante”, “levando anclas” o “banda sonora para una película” uno de los mejores y más límpidos relatos.

Cerrar el libro no supone dejar de pensarlo; y esto, tan difícil hoy, lo ha conseguido Luís Vea sin necesidad de padrinos, de marketing ni de cifra de ventas en listas para (aquí sí) personajes vulgares. Solo- ya es difícil- escribiendo bien.

http://alenarterevista.wordpress.com/2008/08/01/cotidianos-un-libro-de-luis-vea-garcia-por-alena-collar/

RESEÑA DE COTIDIANOS POR JOSÉ LUIS MUÑOZ

RESEÑA DE COTIDIANOS POR JOSÉ LUIS MUÑOZ
Cotidianos
Luis Vea García
(Isla Varia, 2008)
Cotidianos, el libro de relatos de Luis Vea García que estoy leyendo, casi terminando, es un gozoso hallazgo, algo que no abunda en los medios literarios, sobre todo tratándose del primer libro de relatos que publica el escritor catalán. Los 21 relatos que componen este delicioso libro, agrupados temáticamente por su autor─sexo, trabajo, parejas, ayer, enfermedad─son, como proclama el título del libro, retazos de la vida cotidiana convertidos en literatura mayúscula gracias al talento narrativo de su autor, algo que ya hacía el maestro de maestros Julio Cortázar. Hay en todos estos relatos, casi todos muy breves, de tres o cuatro páginas, y que evidencian una enorme capacidad de síntesis, un halo de tristeza y humor que se cruzan en cada una de esas historias cercanas de finales sorpresivos. Porque lo prodigioso de ese ramillete de buenos relatos, de entre los que es difícil decir cuál es mejor ─ los relativos al sexo son desternillantes, llenos de picardía, húmedos, literariamente hablando; los que hacen referencia a parejas son descarnados y ácidos; los agrupados bajo el epígrafe "ayer" rezuman nostalgia ─ es que el lector se reconoce en cada uno de ellos, establece una directa empatía con el autor y sus personajes, por haberlos vivido o haberlos soñado, y agradece a Luis Vea García el placer que produce su confección perfecta, la concisión de sus narraciones, matemáticamente construidas sin que sobre o falte nada. Realmente un libro delicioso para gozarlo y que no debería pasar desapercibido.
José Luis Muñoz